Descartes decía “pienso, luego existo”. Y, ¿por qué
no empezar a decir y practicar “ordeno, luego existo”? Es lo que intentamos
explorar en este artículo, de una forma simple pero no simplista.
Los japoneses abordan la organización y el orden
como una forma de terapia afirmando que “la verdadera vida empieza tras poner
en orden tu casa”. Hay quien lo ve desde otro punto de vista y afirma que el
desorden estimula la creatividad. El orden es una prioridad para el desarrollo
de una sociedad, de una familia o, incluso, de una casa/oficina. Y alcanzar el
“orden” no es una utopía, no es tan difícil hacer un poco más de lo que hacemos
actualmente.
Las competencias y aptitudes que se pueden adquirir
cuando aprendemos a ordenar la casa o la oficina pueden influenciar otras
disciplinas de la vida de muchas formas positivas. Nuestra recomendación es
mantener un espacio, en tu casa u oficina, donde puedas guardar cosas que
inspiran y ayudan a obtener resultados.
Pasos y consejos para mejorar tu “orden”:
- Eliminar y saber decir “no” y,
solamente después, pensar en ordenar: este consejo se resume en dos tareas: eliminar cosas y decidir donde
guardarlas. La eliminación debe ser lo primero. Termina la primera tarea de eliminar
y, sólo entonces, piensa en la segunda, que es guardar.
- Lo que guardo tiene que traer
alegría: debemos tener cerca y
guardar sólo aquellos objetos que nos traigan felicidad. Para algunas personas
serán muchas cosas, para otras, pocas. El secreto es saber identificar lo que
verdaderamente provoca felicidad, algo que, para la mayoría de las personas, no
es fácil. Pero es la mejor forma de asegurarnos de que vivimos con lo que nos
hace felices y en la cantidad adecuada.
- Ordenar por categorías y no por
espacios: en vez de ordenar por
espacios (por ejemplo, habitación por habitación) recomendamos que te centres
en una categoría (por ejemplo, ropa). Empieza por las categorías más fáciles y
pasa después a las más difíciles (esto facilita la toma de decisión).
- Toma decisiones radicales: si sólo organizamos un poco cada día, nunca
acabaremos. La sugerencia es empezar una tarea e intentar terminarla. La
procrastinación puede no ayudar en este caso.
¡Apelamos a una obsesión sana por el orden!
- Utilizar las cajas de zapatos
vacías: no uses un arsenal de
productos para almacenar (cajas X, material Y). Muchos de los problemas de
almacenamiento se pueden resolver con cosas que ya tenemos en casa, como por
ejemplo cajas de zapatos vacías.
- Toma decisiones sin preocuparte por
lo que piensen los demás: cuando rechazamos
algún objeto o utensilio, tenemos que saber decir “no” sin arrepentimientos o
sin preocuparnos por lo que los demás vayan a pensar por no quedárnoslo. Si no
lo vas a utilizar, o muy poco, puedes donarlo o dárselo a alguien que lo
necesite o le vaya a dar uso.
Cuando encuentres algo que no puedas rechazar (vajilla que ha pasado de
generación en generación, por ejemplo), evalúa cuidadosamente su verdadero
objetivo o función. Te sorprenderás al darte cuenta de la cantidad de cosas que
tienes y que ya han cumplido su misión. Al reconocer su contribución y
descartarlas con gratitud, serás capaz de poner en orden las cosas que posees
tanto en tu casa como en tu oficina.